Los británicos y estadounidenses decidieron en Casablanca iniciar una ofensiva aérea sobre Alemania como preludio del pospuesto ataque sobre el canal de la Mancha. En esta ocasión estaban de acuerdo sobre el momento en el que realizarla, pero no en el método. Los británicos, como resultado de su desalentadora experiencia con los bombardeos diurnos a comienzos de la guerra, habían construido bombarderos pesados, los Lancaster y los Halifax, para los ataques nocturnos sobre un área. Los estadounidenses creían que sus Flying Fortresses B-17 y los Liberators B-24 estaban suficientemente armados y blindados; estaban provistos de visores de bombardero que garantizaban la precisión necesaria para volar de día y alcanzar blancos muy pequeños. Los británicos hicieron una demostración de su técnica en cuatro ataques realizados sobre Hamburgo a finales de julio de 1943; gran parte de la ciudad fue destruida por el fuego y fallecieron 50.000 personas. La pérdida de aviones y tripulación estadounidenses fue aumentando a medida que las naves se adentraban en Alemania.