1.1.4 Agresion de Alemania en Europa

Hitler inició su propia campaña expansionista con la Anschluss (en alemán, ‘anexión’ o ‘unión’) de Austria en marzo de 1938, para lograr la cual no hubo de hacer frente a ningún impedimento: Italia lo apoyó, y los británicos y franceses, intimidados por el rearme de Alemania, aceptaron que Hitler alegara que la situación de Austria concernía a la política interior alemana. Estados Unidos había limitado drásticamente su capacidad para actuar contra este tipo de agresiones después de haber aprobado una ley de neutralidad que prohibía el envío de ayuda material a cualquiera de las partes implicadas en un conflicto internacional.
En septiembre de 1938, Hitler amenazó con declarar la guerra para anexionarse la zona de la frontera occidental de Checoslovaquia, los Sudetes, con sus 3,5 millones de ciudadanos de lengua alemana. El primer ministro británico, Arthur Neville Chamberlain, inició una serie de conversaciones que concluyeron a finales de mes con el Pacto de Munich, en el que los checoslovacos, instados por británicos y franceses, renunciaban a los Sudetes a cambio de que Hitler se comprometiera a no apoderarse de más territorios checos. No obstante, este acuerdo no tardó en convertirse en un apaciguamiento infructuoso: Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en marzo de 1939. El gobierno británico, alarmado por esta nueva agresión y las amenazas proferidas por Hitler contra Polonia, se comprometió a ayudar a este país en el caso de que Alemania pusiera en peligro su independencia. Francia también estableció un tratado de defensa mutua con Polonia.
La otra vertiente de la política de apaciguamiento tenía como protagonista a la URSS. Iósiv Stalin, el máximo dirigente soviético, había ofrecido ayuda militar a Checoslovaquia durante la crisis de 1938, pero su proposición no fue tenida en consideración por ninguna de las partes del Pacto de Munich. Ahora que existía la amenaza de una guerra, ambos bandos procuraban obtener la alianza soviética, pero fue Hitler el que realizó la oferta más atractiva. El Pacto Germano-soviético se firmó en Moscú en la madrugada del 23 de agosto de 1939. En el comunicado hecho público al día siguiente, Alemania y la URSS acordaban no luchar entre sí; existía, no obstante, un protocolo secreto en el que se concedía a Stalin libertad de acción en Finlandia, Estonia, Letonia y en el este de Polonia y en Rumania.

 
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